A veces creemos que para vender necesitamos la mejor campaña, el mejor video, el guión perfecto o la estética más cuidada. Pero en pleno 2025, donde las personas estamos más conectadas, informadas y exigentes que nunca, hay algo mucho más poderoso que todo eso: que alguien diga “esto me funcionó”. Y que lo diga de verdad. Sin filtros, sin sobreactuarlo, sin tantas vueltas sino porque simplemente le gustó. Porque le sirvió y porque lo recomendó sin que nadie se lo pidiera. Eso es UGC.
Y aunque suene técnico, el User Generated Content o contenido generado por usuarios, está presente todo el tiempo. Lo usamos, lo consumimos, lo compartimos sin llamarlo así.
Gente compartiendo sus experiencias reales sobre productos, servicios o marcas. Una captura de pantalla de tu pedido. Una historia en Instagram mostrando lo que te llegó. Una review en Mercado Libre de eso que te querías comprar hace tiempo. Un reel donde contás cómo te fue con un curso. Un TikTok con tu rutina diaria que casualmente incluye una app que usás todos los días.
Ese contenido espontáneo, que no busca vender, termina siendo —paradójicamente— el más creíble. Y por eso, el más efectivo.
El insight real. Compramos como comunidad.
Hoy, antes de hacer una compra, no solo comparamos precios o leemos especificaciones. Lo primero que solemos hacer es compartir el producto con alguien de nuestro entorno. Un amigo, un familiar, alguien cercano con quien tenemos el mismo interés. No buscamos solamente la opinión técnica sino que se busca la validación emocional. Se busca identificación. Y eso tiene sentido, porque como seres sociales, confiamos en quienes nos rodean. Incluso cuando la compra es digital.
Y ahí entra en juego el UGC: ese comentario, esa foto, esa reseña que se parece a lo que estamos buscando. Que nos muestra que alguien ya estuvo en esa misma situación. Y que lo resolvió con ese producto o servicio. Es ese empujón emocional que muchas veces define la decisión final.
Una dinámica que ya forma parte del presente.
Aunque parezca una estrategia nueva, lo cierto es que el UGC ya está entre nosotros. En 2025, más que una tendencia, es una realidad consolidada. Una nueva forma de construir confianza. Porque la autoridad ya no viene solo desde la marca. Viene desde la experiencia colectiva. Desde lo que las personas dicen, muestran y comparten.
Y lo hacen sin saber que están “haciendo marketing”. Solo comparten algo que les sirvió. Una historia real. Y esa historia, cuando circula, se vuelve deseable, confiable, cercana.
En otras palabras: convierte.
Un cambio de paradigma.
El contenido generado por usuarios es una expresión natural de la comunidad. Es lo que sucede cuando una marca realmente conecta. No reemplaza lo institucional, pero sí lo complementa con algo que no se puede forzar: la experiencia real.
Ya no se trata de convencer con promesas, sino de construir desde la confianza colectiva.
Las personas ya no quieren ser audiencia: quieren ser parte.
Y si eso ya lo entendemos, el paso siguiente es gestionarlo con inteligencia.
Porque el UGC no es solo espontaneidad: también se puede trabajar con estrategia. Desde Umoh lo abordamos como un ecosistema más dentro del marketing, que puede activarse, organizarse y optimizarse, sin perder su esencia auténtica.
Algunas claves para hacerlo:
Diseñar para ser compartidos. No se trata solo de invitar a que hablen, sino de crear productos, servicios y experiencias que den ganas de ser contadas. Si algo resuelve, emociona o sorprende, el contenido aparece solo.
Generar acciones claras que activen. Desafíos con hashtags, dinámicas colaborativas, programas de embajadores, pedidos sinceros de feedback: todo puede convertirse en disparador si está bien planteado.
Colaborar con quienes ya están hablando. Identificar a las personas que ya generan contenido valioso y construir relaciones genuinas con ellas. No se trata de contratar influencers, sino de reconocer a quienes ya forman parte activa de la conversación.
Medir más allá de los likes. El UGC puede medirse con métricas reales: alcance, engagement, tiempo de visualización, tráfico derivado, tasa de conversión. No todo lo orgánico es difuso. Si se plantea bien, se puede analizar.
Optimizar desde lo que funciona. No todo el contenido tiene el mismo rendimiento. Como bien explica Dara Denney, se pueden testear distintos formatos, narrativas y estructuras para encontrar qué genera más impacto, sin perder naturalidad.
Integrarlo en la estrategia general. El UGC no es un “extra”. Es un canal más dentro del ecosistema de comunicación de marca. Debe convivir con las campañas, con lo institucional, con lo comercial, y enriquecer todo el recorrido del cliente.
En definitiva, se trata de escuchar, facilitar y amplificar.
De crear puentes reales entre lo que una marca ofrece y lo que las personas viven.
Y de entender que las voces de quienes nos eligen pueden ser, sin dudas, el mejor contenido que tengamos.